(Fotografía Andrews Abreu) Te escribo a ti mujer que por la curiosidad de Eva debiste sufrir por lo menos una vez los terribles dolores de parto que te hacen mártir silenciosa que aún respira. Te levantas quizás añorando un pasado donde “éramos felices y no lo sabíamos” Sólo tú puedes dar certeza de esa frase que escuchamos a diario ya que has vivido la magia gringa y la odisea rusa. Vas de establecimiento en establecimiento buscando la comida para dar de comer a los tuyos. El sol no tiene compasión con tu piel que esconde milenarios secretos. Te la tuesta y la corrompe quizás para recordarte de que polvo eres y al mismo volverás.