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Mostrando entradas de junio, 2014

Sangre en el colegio

El día que la sangre brotaría de su cuerpo, Daniela se levantó antes que saliera el sol. Era una costumbre heredada de su fallecida madre. Dejaba todo acomodado antes de ir al colegio, y la comida caliente envuelta en algunos trapos para su padre. Los dos se protegían el uno para el otro, no era raro verlos juntos a cualquier hora del día si tenían tiempo libre. Luego de la muerte de su madre, las cosas cambiaron. Un giro completo marcó su vida en un antes y un después. La desgracia fue presagiada por su abuela Carmen, quien sentía que algo iba a pasar ese día. Lo notó cuando una paloma que había entrado a su casa cayó al suelo producto de un fuerte golpe. El pobre animal, fue engañado por sus sentidos buscando la salida y seguridad en el espejo de la sala. La abuela al notar que la criatura no se movía se persigno, miró a los cielos y dijo “Desde hoy algo será distinto”. Eran las costumbres de su pueblo, prendió una vela preparándose para lo peor.

Mejores amigos (V)

Familiares y amigos se daban cita en el cumpleaños veinte de la hermana de Andrés. Era 30 de Diciembre y en el pueblo andino olvidado sobraban las fiestas. Terminaba un año y llegaba uno cargado de “ilusiones” para los presentes. Rodrigo conversaba con su amigo lo necesario. Sin mostrar indicios que la cosa entre ellos no marchaba tan bien como parecía. Andrés quiso mostrar una nueva cara ante su amigo. Quería borrar la imagen que Rodrigo tenía de él. Para eso necesitaba mostrar con hechos y no con palabras sus nuevos planes y decidió mostrarlos antes que alcohol hiciera estragos en su cuerpo y terminara olvidando todo al siguiente día. Rodrigo conversaba con un amigo de ambos. Cuando Andrés se acercó, trató de no mostrarse incómodo y fue a buscar una cerveza para darle la bienvenida a su mejor amigo.

Mejores amigos (IV)

Cuando Rodrigo despertó notó que estaba solo en su cama. Alzó la vista y no vio indicios de Andrés, siempre tuvo el sueño pesado y eso ahora no le preocupaba. Lo que llamaba su atención era el intenso dolor que su cuerpo ahora recibía como propio. Una sensación extraña que no le permitía sentarse con rapidez ni moverse con naturalidad. Debía acostumbrarse, era un indicio de que su virginidad era “periódico de ayer”. No pudo entender el poder que tenía el alcohol para cambiar a las personas. Nunca imaginó que su amigo tomara una actitud semejante, no renegaba de lo ocurrido, pero algo le decía en su cabeza que eso no terminaría bien. Tenía una carta a su favor. Fue Andrés quien comenzó pidiéndole un “beso”. Le parecía irreal, quería contárselo a Paola y verla sufrir por un momento, la razón llegó y lo bajó de esas nubes donde reposaba. La vida debía continuar en su caso para mejor.

Mejores amigos (III)

Rodrigo levantó su encierro y caminó por las calles del lugar, buscando un remedio que le permitiera salir de ese pozo donde se encontraba. Él confiaba a ciegas en Andrés, pero no dejaba de recordar lo difícil que fue su vida en el liceo. Su sexualidad podía ser el “chisme del año” correría por cada ventanal del pueblo. Sumiéndolo a él y a su familia en un caos total que podía derivar en la vergüenza moral de su seres queridos. Ese día la ansiedad lo estaba matando. Sentía un cosquilleo en el estómago que de inmediato subía a su garganta sin pedir permiso alguno. Luego de una semana, sintió ganas de fumar. Corrió al negocio más cercano ante el asombro del vendedor que conociéndolo desde niño no entendía esa actitud. La frase “negocio es negocio” entró en la cabeza del comerciante quien no dudo en complacer a su cliente.

Mejores amigos (II)

Las rencillas del pasado fueron olvidadas, dando paso a una amistad que comenzaba a segmentarse de manera rápida. Eran inseparables, esto preocupaba a los amigos de ambos quienes no veían con buenos ojos la unión de dos seres que consideran de “distintos mundos” no estaban tan equivocados los uno de los otros. Rodrigo le apasionaba la manera en que Andrés veía la vida. Era muy despreocupado, apasionado en sus cosas y fiestero como pocos. Esto despertaba un interés particular en él. Andrés con detenimiento se ofrecía a explicarle tips para enamorar a cualquier chica que quisiera. Era un arma de doble filo. Rodrigo fue descubriendo los detalles que su enemigo buscaba en una mujer. Él no era mujer, ni quería serlo. Pero sentía que en cualquier momento podía ser parte de su vida. Era cuestión de gustos, no perdía nada con intentarlo.

Mejores amigos (I)

Rodrigo agachó la cabeza cuando lo vio. No era la primera vez que esto ocurría, pero igual sentía la misma tensión que la primera vez. Quedaba un puesto vacío en el bus y debía compartirlo con Andrés, el chico que fue su “peor pesadilla” en el bachillerato. No tenía otra alternativa, compartió asiento con su enemigo. Sólo quince minutos debía soportar, luego haría el transbordo en el terminal de pasajeros para llegar al lugar indicado. Rodrigo con orgullo portaba algunos documentos que aseguraban a cualquier que lo viera que iba camino a inscribirse en la universidad. De reojos observaba a su verdugo, éste parecía fuera de este mundo.

La Conquista

Habían pasado 1492 años desde la destrucción del planeta tierra. El reino de Latina pasaba por una severa crisis. Algunos estudiosos aseguraban que si sus cálculos eran ciertos existía “un nuevo mundo”. Se decidió enviar tres barcos a descubrir lo que para muchos era “navegar hacia la muerte”. Una mujer considerada por algunos “Una soñadora insaciable” fue la encargada de conseguir el apoyo de los reyes, quienes necesitaban el visto bueno de los gobernantes de Nortelatina, Centrolatina, Surlatina y las Islaslatina.

Querido Niño Jesús

Hola Niño Jesús. Espero y te encuentres bien. ¿Cómo está la situación en el cielo? Supongo que bien, y eso me contenta. Sé que la fecha es muy adelantada para escribirte una carta, pero es necesario explicarte algunas cosas que no cumpliste o se quedaron pendientes. O mejor aún, que limpies algunas dudas que en estos seis meses han aparecido en mi cabeza. Para evitar inconvenientes y tener la dicha de que leas primero mi carta te escribo ahora. Le dije a mi maestra que me ayudara con la ortografía, sabes que no es mi fuerte.

Bengala sangrienta

Los jugadores de Brasil celebraban con su fanaticada su pase a octavos de final de la copa del mundo en Italia. Corría el año 1990 y existía un ambiente festivo en la capital del mejor carnaval del planeta, los aficionados sabían que no la tenían fácil ante Argentina, quien era el vigente campeón. Estaban casi seguros que vencer a los “Gauchos” les daba clara posibilidades de levantar su cuarto trofeo. En Italia, algunos jugadores ya en los vestuarios comentaron sobre  su truncado paso en las eliminatorias, y con asombro recordaron un episodio que los pudo alejar de la competición cuando todos los vientos estaban en su contra.

Un Suburbio de letras nocturnas

Sé que no posteo un relato nuevo desde hace algunos días. Los partidos del mundial de fútbol, las clases en la universidad y algunos imprevistos a última hora no me dan oportunidad de regalarles una historia nueva. Les aseguro que las que vienen estarán a la altura, si no logro, tienen el derecho de “colgarme”. Para no perder la costumbre, quiero contarles como ha sido la experiencia de Suburbio de Letras Nocturnas, lo que sería una corta y resumida biografía de mi vida. Prometo no aburrirlos, de seguro algunos se sientan identificados con mi historia, otros quizás no.

La Virgen de las nieves

Fernanda pateaba algunas piedras que conseguía por el camino, no quería ir al mercado, pero la obediencia a los mayores era la norma en su hogar. Luego de comprar lo que su abuela pidió, marchó de inmediato a su casa. Observó los cielos y dio gracias a Dios por las “maravillas creadas” recordó que ese día debía ir a confesarse, el paso que faltaba para hacer su primera comunión. Las bolsas de comida cayeron al suelo cuando sus ojos observaron un evento “sobrenatural”. “¡Dios mío, una Virgen!” exclamó, su vida cambiaría para siempre.

¿Democracia o Dictadura?

Sonará descabellado pero no creo en la Democracia, no me gusta, no la trato, me da igual lo que piense ella de mí. Tiene 56 años viviendo en Venezuela, y no veo el “brillo” en sus promesas, casi todas incumplidas. En cambio la horrible, descabellada, innombrable y apartada Dictadura, me envuelve poco a poco. Muchos se escandalizarán de mis palabras, pero ya les explico el por qué de mi pensar. Yo nací en 1992, un año de convulsiones políticas (lo supe cuando crecí) y descontento social. Cuando tenía seis años entró al poder un hombre llamado Hugo Chávez, gobernó durante 14 años. Los venezolanos lo eligieron para un tercer mandato, la muerte milenariamente más fuerte que él lo venció, su “apadrinado” Nicolás Maduro asumió el poder luego de su muerte.

Entre Morfeo y las Pruebas Cortas

Mi sueño de dominar el mundo es bruscamente sacado del aire cuando una voz chillona me grita “Ya es hora de que te levantes”. Miro a mi alrededor y todo me es tan común, luego de persignarme mi mente entra en estado de alerta máxima, es día de las prueba corta. Pido un concejo abierto con todos los santos que conozco, pero mi solicitud es rechazada, todo está perdido. Lo más difícil de ese tortuoso día, no son los obstáculos olímpi cos que debo superar para entrar con vida al bus de la Universidad, rogar al cielo para que la “Lotería del destino” no me elija como el “atracado de la mañana”. Es Morfeo y la prueba corta las cosas que me debilitan una vez por semana.

Una taza de café

Al despertar sabía que no había marcha atrás. Tomó las cosas como a su edad lo debía hacer, con paciencia y tranquilidad. Se levantó de su cama, esa que por años no le permitió tener acompañantes. Al observar por la ventana las personas que como hormigas marchaban a laboriosas a un destino incierto para ella, quiso guardar el recuerdo; no sabía lo que ocurriría luego de eso, pero si sus pensamientos seguían despiertos, recordaría ese momento como el último en esta vida. Desde hace veinte años sólo preparaba una taza de café. Era su amiga, su acompañante, su pañuelo de lágrimas en momentos de dificultad. Le agradaba ver como el humo salía del pocillo de cerámica y terminaba volatizándose en la sala de su casa, de esta manera veía su vida a diario. Tenía años esperando la muerte, y ahora que llegaba a su vida por última vez no sabía qué hacer, llorar, reír o recordar eran las opciones que tenía en sus manos. Decidió recordar, no su historia en la tierra, sino las veces que esa...

Querido Papá

Mi querido padre, trataré en pocas cuartillas explicar todo el amor, afecto y agradecimiento que  siento por ti, con motivo del mes en tu honor. Quizás estas palabras nunca lleguen a tus oídos, no sé por qué, pero no soy “el mejor”  regalando afectos. Quizás eso lo aprendí de ti. El primer recuerdo que me llega a la cabeza donde ambos éramos los protagonistas, fue cuando salté a tus brazos y siendo un niño de tres años pudiste cargarme y darme algunas vueltas. Sé que llegabas del trabajo y por ende era mediodía. Puedo decir con seguridad que es el primer mediodía que recuerdo en mi vida.

Epidemia de Risa

Las gotas de sudor corrían sin permiso por sus caras, estaban acostumbradas al calor. Las carcajadas eran pegajosas, y permitían liberar el estrés que producían las clases estrictas de los misioneros, aunque algunas reían en silencio, no era común escuchar ese tipo de risa en la escuela; eso de inmediato llamó la atención de todos. Luego de algunos minutos las tres chicas no dejan de reír. Cada vez que abrían su boca el color de sus dientes hacía contraste con sus pieles negras, que por genética, tradición y mucho sol estaban quemadas, la alarma se disparó cuando media hora después las jóvenes seguían riendo a carcajadas.

El médico de los pobres

Corría el año 1919, Fernando Bustamante tenía la dicha de contar con uno de los pocos automóviles que para la fecha existían en Venezuela. Una velocidad mínima y robando miradas de alguno campesinos que llegaban del interior buscando “un mejor estilo de vida” le sacaban en ocasiones un sonrisa. Ese 29 de junio no le dio tiempo de frenar, escuchó el impacto y ante las miradas atónitas de los presentes muchas cosas pasaron por su mente. Había atropellado a un hombre de sombrero negro, cuando salió de inmediato a socorrer a la víctima ya era demasiado tarde. Su rostro llegó a ser pálido cuando supo de quien se trataba.

Enamorada por primera vez

Luego de una larga espera pudo probar sus labios. Eran carnosos y agrietados, pero eso no importaba, sobre todo cuando él movía su lengua de un lugar a otro como a ella le gustaba, sentía que estaba soñando. Y fue así, la ruidosa alarma le daba la bienvenida a otro día siendo soltera. Estaba cansada de la misma rutina, comenzaba a creer que sus amigas del colegio tenían razón cuando le advertían que sí seguía “ese camino de libros” terminaría “vistiendo santos” era muy exagerado decir eso; pero para algunos ya estaba en los inicios del curso. Daniela sentía que ese hombre que había entrado en sus sueños era real, necesitaba encontrarlo, aunque fuera como buscar una “aguja en un pajar”. Caracas era una ciudad veinte veces más grande que el lugar de donde venía, aunque tenía una carta a su favor era mejor no utilizarla. Cuando reaccionó estaba sentada en el metro, yendo a un destino incierto y buscando a un amor de sueños.

Regalador de sonrisas

Los pobladores aseguraban que él fue uno de los fundadores del pueblo que hoy soñaba con ser una ciudad moderna. Era algo que dividía opiniones, muy poco se sabía de él; sólo que era capaz de regalar sonrisas  a personas que estuvieran pasando situaciones muy difíciles. Algunos lo consideraban un superhéroe. Mérida era un pueblo escondido, las montañas la cobijaban, y  protegían de la inclemencia de los mares. Los techos naranja de sus casas adormecían al que la visitara. Era un contraste de colores. Desde el azul más intenso, al verde más ingenuo daban la bienvenida a un nuevo día. El sol iluminaba al pueblo y encendía la motivación de cada habitante del lugar quienes con tranquilidad paseaban por sus calles empedradas que aún no eran tocadas por el petróleo, ese excremento del “demonio” del que muchos campesinos comenzaban a temblar a tan solo oír su nombre.

Rosas de aniversario

Eran novios desde que tenían uso de razón. Casi todo lo hacían juntos, nunca se aburría de compartir todo el tiempo que pudiera a su lado. Algunas lágrimas caían y humedecían el cristal, ese cristal que la separaba del amor de su vida, José, quien pálido y en un sueño eterno parecía que ya no era parte de este mundo. Puso la rosa lo más cerca de su corazón y acompañó en el cortejo fúnebre al que fue por siempre el amor de su vida. El jardín de infancia fue el escenario para que ambos se conocieran, él era muy tímido, ella muy ágil para lograr lo que quería. Eran solo dos niños de cinco años, creían que sabían todo lo que el mundo pudiera regalar. En el parque del colegio ella se le acercó, lo tomó a la fuerza de su camisa. José asustado no sabía que pensar, sólo la había visto de lejos, el miedo se apoderó de él; pero ella sacó toda la furia que llevaba por dentro en un tierno beso que terminó reposando en sus ruborizadas mejillas. Ella lo soltó y marchó, él más pálido que e...