El día que la sangre brotaría de su cuerpo, Daniela se levantó antes que saliera el sol. Era una costumbre heredada de su fallecida madre. Dejaba todo acomodado antes de ir al colegio, y la comida caliente envuelta en algunos trapos para su padre. Los dos se protegían el uno para el otro, no era raro verlos juntos a cualquier hora del día si tenían tiempo libre. Luego de la muerte de su madre, las cosas cambiaron. Un giro completo marcó su vida en un antes y un después. La desgracia fue presagiada por su abuela Carmen, quien sentía que algo iba a pasar ese día. Lo notó cuando una paloma que había entrado a su casa cayó al suelo producto de un fuerte golpe. El pobre animal, fue engañado por sus sentidos buscando la salida y seguridad en el espejo de la sala. La abuela al notar que la criatura no se movía se persigno, miró a los cielos y dijo “Desde hoy algo será distinto”. Eran las costumbres de su pueblo, prendió una vela preparándose para lo peor.