Querido Niño Jesús

Hola Niño Jesús. Espero y te encuentres bien. ¿Cómo está la situación en el cielo? Supongo que bien, y eso me contenta. Sé que la fecha es muy adelantada para escribirte una carta, pero es necesario explicarte algunas cosas que no cumpliste o se quedaron pendientes. O mejor aún, que limpies algunas dudas que en estos seis meses han aparecido en mi cabeza. Para evitar inconvenientes y tener la dicha de que leas primero mi carta te escribo ahora. Le dije a mi maestra que me ayudara con la ortografía, sabes que no es mi fuerte.

Quería darte las gracias por traerme ese carro con baterías que te pedí en diciembre. Siempre he querido darte las gracias personalmente. Pero mi abuela me obliga a dormirme temprano o no estar cerca del pesebre para que no te vea. ¿No te gusta que nosotros te veamos? Me parece algo extraño si ponemos en la mesa un tema principal: Tú cada año le das regalos a los niños, creo que no tiene mucho sentido.

En mi corta vida te he sido fiel, no he sido como mis amigos del barrio que ahora prefieren pedirle regalos a un hombre gordo vestido de rojo. Dicen que él es más rápido y eficaz que tú; pero tiene preferencia con los niños ricos que viven a unas cuadras de mi casa. Es ahí donde sale mi segunda duda Niño Jesús ¿Por qué le traes regalos a ellos si tú naciste en una cuna de paja? ¿Por qué permites que ellos reciban tú regalo y el de San Nicolás cuando en ocasiones te critican? Creo que deberías reformar algunas de tus ideas principales.

Existe algo que no queda del todo claro. Tú naces en Diciembre, y siendo un recién nacido envías regalos a todos los niños del mundo (eso dice mi abuela). Pero hace días en clases, la maestra nos comentaba que no todos creían en ti. ¿A ellos también le regalas juguetes? Porque si no creen en ti no entiendo porque gastas dinero en ellos. Más aún cuando algunos amigos me han asegurado que no has cumplido con sus exigencias. Te piden un juguete costoso y tú traes algo sencillo. Deberías tener prioridad en los que creemos en ti.

Mi hermano mayor me explicaba que tras ver un programa de televisión, descubrió que en algunos países llega primero la navidad que en otros. Si en Venezuela es medianoche, en China es mediodía y en Australia o Nueva Zelanda son la una o dos de la tarde. ¿Cuántas veces naces? ¿Cuál es el primer país que visitas? ¿Por qué no esperas una hora en específica y le das los regalos a todos?

No entiendo por qué naces en Diciembre y nunca mueres en una fecha precisa. A veces en Marzo, Abril o Mayo, eso creo.  Es una duda que me persigue, pero no espero respuesta. Es tu vida privada y la respeto como no tienes idea.

Saliendo de las dudas entraré en las peticiones que quedaron pendientes. Primero, yo te pedí con mucha fe que el conflicto político que tienen los adultos se acabara para siempre, pero eso sigue. Es más, se han intensificado. Creo que no tienes excusas al respecto, porque fue meses antes de que murieras, y si supieras que las fiestas y vacaciones se tornaron tristes para muchas familias. Han muerto muchas personas y todos estamos divididos, bueno los adultos. Mi abuela ya no se pasa palabras con el señor que vende frutas en el mercado, sólo por el simple hecho de que ella apoya al gobierno y él a los opositores. Me parece algo tan tonto. A veces yo no les hablo a mis amigos, pero al otro día todo se olvida y todo sigue normal. En los adultos parece que olvidar es difícil.

Te pedí que acabaras con la guerra en ese país llamado Siria, y la cosa sigue igual. No te culparé de todo, pero puedes hacer que los líderes den el primer paso. Yo sé que tú puedes y estás a tiempo para “echarle” la mano a esa pobre gente. Puedo entender que tienes que cumplir tantas cosas al año, escuchar problemas, sanar enfermos y proteger a los desvalidos. Pero es algo que puedes hacer en cuestión de segundos. Por ejemplo, en clases de catecismo descubrí que caminaste por las aguas, multiplicaste el pan e hiciste muchas cosas más. Multiplica el pan a los pobres de África y nuestro continente, existen muchos niños que se acuestan sin comer. Y eso me aprieta el corazón.

No cumpliste dos cosas. Te pedí que mi madre viniera en carnaval. Tal parece que será otro año sin verla. No la conozco, y eso es lo más triste. Las cartas que hacemos en la escuela para festejar el día de las madres se las entrego a mi abuela. Debo decir que gracias por darme la abuela que tengo, siempre está en los momentos más difíciles. A veces me regaña mucho, pero me lleva por buen camino. Debe ser difícil cuidar a un niño que es criado en un barrio, donde a cada momento ve armas, drogas y escenas que no son aptas para alguien de mi edad. Por eso aunque no se lo diga, apoyo lo que hace por mí.

Te rogué por la “salud de todos mi familiares” y  no cumpliste. Mi padre fue asesinado cuando venía del trabajo, sólo porque no se dejó robar. Si los asesinos supieran que ese dinero era para pagar la operación de mi abuela, quizás entenderían, pero no fue así. No sabes cuánto me ha dolido su partida. No sé quien me llevará a jugar beisbol y con quien iré a ver los partidos dominicales en el estadio. No te culpo por eso Niño Jesús, no te sientas presionado. Pero te juro que preferiría que no me trajeras el juguete que te pedí con tal de ver a mi padre conmigo, eso me haría muy feliz. Por eso con mucho fervor y desde el corazón te pido que la inseguridad se acabe en este país, porque mi padre es uno de los miles que mueren al año y nadie hace nada para curar nuestras heridas abiertas.

No todo debe ser tristeza. Te doy gracias porque me pasaron de año muy rápido, ahora voy más adelantado que mis amigos. Estaban algo celosos, pero luego entendieron, gracias por eso. Gracias por el juguete que me trajiste, me ha durado mucho, siempre me has cumplido con lo que te he pedido. Aunque te confieso que mi abuela es la que siempre me dice “el Niño Jesús no tiene mucha plata éste año, pide algo barato” siempre me compadezco de ti. Tienes que gastar mucho dinero para satisfacer a todos nosotros.

Para este año sólo quiero paz, pensé nunca decir esto pero sí. Es lo que necesita mi país. Te pido que no olvides a los niños desamparados, los que trabajan. Las madres solteras y los padres que hacen el papel de madre también. Te pido por todo el mundo.

Si está en tus manos quiero una piscina inflable, esas que salen en televisión. Te la pido con seis meses de antelación para que luego mi abuela no me diga que no tienes dinero. Es la primera vez que seré exigente contigo.

Si está en tus manos, déjame verte. Quiero conocerte y felicitarte por tu gran trabajo. Y darte fuerzas para que con paciencia soportes tu muerte anual. Debe ser algo cansón nacer todos los años y morir todos los años. Pero tú lo haces por nosotros. Mil gracias por eso.

No espero que me respondas, sólo que la leas. Empezaré a descubrir que la leíste cuando las cosas comiencen a cambiar, que sé que será muy pronto.

Salúdame a tu mamá la Virgen, dile que la quiero mucho y que le pido que cuide a mi abuela. Y si puedes mándale saludos a mi papá, dile que lo quiero y extraño. Que he querido soñar con él, pero aún no puedo.

Con cariño te saluda tu admirador número uno.

Víctor González, 7 años, de un pueblo andino venezolano.