Las luces del escenario sin permiso se posaban sobre ella y las demás candidatas, los gritos eran incesantes y se confundían con la música que debían bailar las candidatas para dar inicio al evento. A lo lejos notaba que su amigo le hacía señas de que debía sonreír enseguida lo hizo, confió en sí misma y dio lo mejor en el escenario. Cuando finalizó el baile el animador invitó a las candidatas a presentarse una por una, ella era la número ocho. Al llegar su turno respiro hondo y con sonrisa congelada camino por el escenario, hizo distintas pose e intentó conectar con el jurado, su numerosa barra la aupaba, pero también notó que existí un grupo a la izquierda de lugar que no dejaban de hacerle mofas. “Buenas noches a todos, soy Teresa Rodríguez, tengo 15 años de edad, mi signo es Virgo, muchas gracias” luego de haber terminado marchó a camerinos. Hizo contacto visual con Andrea y ésta le hizo entender que lo había hecho muy bien, quedaba esperar.
El animador llamó a las chicas de nuevo al escenario para anunciar las primeras premiaciones de la noche. Rostro, sonrisa, mejor cuerpo y popularidad serían los premios especiales a entregar. Todas las bandas recayeron en el grupo de las auto favoritas, esto la preocupó, pero no dijo nada, decidió prepararse para su traje de gala.
“Te ves maravillosa hija, pase lo que pase siéntete orgullosa de este logro” dijo su madre con lágrimas en sus ojos, ambas se abrazaron y se despidieron cuando tocó su turno. “Recibimos a la aspirante número ocho: Teresa Rodríguez” dijo el animador, luego leyó la leyenda de su traje de gala. Ella como un cisne caminó despacio por todo el escenario, paso tras paso recordaba todo lo que sufrió para llegar a ese lugar. Su sonrisa congelada era rabia contenida que debía ser diluida para que su corazón quedara tranquilo, era difícil pero debía hacerlo. Los presentes quedaron en impactados, y el grupo que le hacía mofas quedó en silencio. Todos reconocieron que era la más elegante de las candidatas que ya habían pasado al escenario.
Cuando la última participante terminó su desfile, las demás candidatas fueron llamadas para recibir las últimas bandas antes del momento final. “Vamos a entregar la banda de mejor pasarela… ¿Quién creen ustedes que se la lleva?” muchos nombres salían de la boca de los presentes, algunos se entendían, otros no tanto. “La mejor pasarela recae esta noche en los hombros de la señorita… Andrea Monsalve” no lo podía creer, segura de sí misma caminó al centro del escenario a recibir su premio. Teresa creía estar más feliz que su amiga, era el premio a la constancia, estaba segura de que se lo merecía. “Continuamos con la banda a la más elegante de la noche… Miss elegancia es Teresa Rodríguez” su mente se nublo, una compañera que estaba a su derecha le hizo seña de que la ganadora era ella, en segundos reaccionó y se acercó al lugar, su barra estaba eufórica, y sus detractores en silencio, estaban conscientes de que era justo el resultado.
Teresa observó a su madre detrás del escenario enviándole besos aéreos, y en su frente a su padre y los suyos celebrando el momento. El animador interactuaba con los presentes, vio a Andrea y telepáticamente le dio gracias por salvarle la vida, por ser parte de sus triunfos y por ser tan buena amiga, quiso seguir pero el animador traía en sus manos el sobre con las diez semifinalistas, sintió nervios y sus manos sudaban hielo.
El animador fue nombrando candidata por candidata, los puestos se fueron reduciendo, muchas se miraban las caras, querían seguir en competencia, cuando solo quedaban cuatro puestos ya las auto favoritas estaban en semifinales. La número siete fue Andrea y esto le alegró, por lo menos si ella no seguía, su amiga la representaría a ella también. Recordó que fue valiente a inscribirse en el reinado, y que lo había hecho para ganar autoestima y seguir en contra de las líneas de belleza en su tierra natal. Aunque era un pueblo pequeño, soñaba con la idea de que su historia fuera contada por muchos, que llegara a la oídos de las reinas de bellezas y todo el conglomerado y entendieran que cualquiera era bella, quiso seguir pero los aplausos y señas de una compañera la dejaban sorprendida. “La última semifinalista es Teresa Rodríguez” dijo el animador que tenía algunos segundos esperando por la candidata, al reaccionar se unió al grupo.
Las predicciones del organizador se cumplían, se sintió a gusto con el resultado y fue a consolar a las que no habían corrido con la misma suerte. En el escenario las candidatas se enfrentaban a la ronda de preguntas, luego de algunos minutos llegaba el turno de Teresa “¿Cómo se siente ser la única candidata no convencional del evento y crees que eso afecte?” dijo el jurado calificador, una mujer dueña de una tienda de ropa a las afueras del pueblo. “Se siente bien, te da confianza y ganas de seguir adelante. Las diferencias son importantes en una sociedad como las nuestras, porque le dan sabor a la vida. Si me afecta o no es decisión de ustedes. Solo me conformó con saber que hice un buen papel y mi familia y nuevos amigos están aquí apoyando me suceda lo que suceda, muchas gracias” confiada con su respuesta Teresa marchó a su puesto original, los aplausos no dejaban de sonar, incluso de personas que no fueron a apoyarla a ella. No le dio tiempo de pensar cuando el animador anunció que diera un paso al frente porque estaba en las finales, Andrea fue la quinta en ser nombrada. En ese momento ya se sentía satisfecha por su participación.
En orden ascendente el animador anunció los puestos de cada candidata, desde la cuarta finalista hasta la reina del liceo. En ocasiones Teresa observaba los concursos de bellezas internacionales en los cuales participaba su país, nunca imaginó estar esperando el resultado final en un tipo de eventos como esos.
Estaba rodeada de las tres auto favoritas con su líder en el medio, Andrea en una esquina y ella en otra. El animador fue a recibir el sobre del jurado con el resultado, en ese proceso como una película por sus ojos pasaron todos los momentos que vivió en el transcurso de su metamorfosis. El esfuerzo, las risas, las tristezas y los tropezones y humillaciones que tuvo que enfrentar. A lo lejos notó una pancarta que era movida de un lado al otro “eres la reina de los oprimidos… la reina de nuestro liceo” algunos ratones de bibliotecas liderados por su gran amigo, chicas algo pasadas de pesos, y un grupo de jóvenes que en silencio recibían Bullying por ser distintos a los demás gritaban su nombre, eso la conmovió. Sintió que era una voz para aquellos que no podían defenderse, eso bastaba más que una corona en su cabeza.
Ya pasada las nueve de la noche el animador anunció la cuarta finalista y luego la tercera, no era Teresa, seguía en competencia. Quedaban en el escenario la líder de las auto favoritas, Andrea y ella. Con suspenso el animador anunciaba el nombre de la segunda finalista era la chica que llevaba acuesta la cruz de su madre de ser reina de belleza, la que sin razón alguna atacaba psicológicamente a Teresa por ser gorda, el público sorprendido por el resultado celebró lo ocurrido, como un jarabe agrio recibía la noticia, recibiendo su ramo de flores y su banda marchó al camerino a llorar.
“Ahora sí, Teresa Rodríguez y Andrea Monsalve acérquense al medio del escenario” ambas amigas emocionadas se acercaron, una le la decía a la otra que era la ganadora y viceversa, estaban felices por el resultado. “La primera finalista del reinado estudiantil es… Teresa Rodríguez, lo que quiere decir que Andrea Monsalve es la nueva soberana de nuestra casa de estudio” con estas palabras el animador cortaba el momento de tensión que existía en el lugar. Teresa celebró el triunfo de su amiga, ambas se abrazaron, “se lo merece” dijo entre sí. Andrea la llamó y le puso la corona en la cabeza, rompiendo el protocolo por completo. “Dije que estaba feliz de salvar a la reina del liceo, no me equivoqué” Teresa recordó aquel momento y comenzó a llorar. Ambas chicas bajaron del escenario y celebraron con sus amigos, la fiesta duró hasta tarde, tanto así que al otro día no pudieron asistir a clases.
Teresa al final se sinceró con sus padres y contó lo ocurrido, las chicas fueron expulsadas del colegio, luego de una larga investigación que dio como resultados de que las “populares” eran las acosadoras de la joven. En masa muchos jóvenes contaron a sus padres que también eran víctimas del Bullying, ella dio fuerzas a muchos para contar lo que en silencio padecían. Las cosas cambiaron por completo en el colegio luego de que una joven que pesaba más de cien kilos decidiera darle la vuelta al mundo, ser parte de un lugar que hasta ese momento era exclusivo para mujeres “hermosas” y esbeltas. Teresa nunca imaginó el impacto que tendría navegar en contra de la corriente. La reina del liceo era distinta a todas las que por ese escenario pasaron alguna vez.
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